LOS BUITRES Y LA GANADERÍA

leonado vs negroHistóricamente las especies necrófagas han jugado un importante papel en la naturaleza. Eliminando cadáveres de animales domésticos y silvestres han contribuido a disminuir el riesgo de transmisión de enfermedades a las especies ganaderas, a la fauna silvestre o al hombre, y por tanto, al mantenimiento de la sanidad animal y la salud pública. Por todo ello han sido considerados en todo el mundo, tradicionales aliados de la ganadería.

La mecanización del campo desde la segunda mitad del siglo XX y la desaparición de las caballerías en las labores agrícolas, redujo la disponibilidad de alimento para estas aves necrófagas. Al mismo tiempo, la cabaña ganadera extensiva ha sufrido una reducción en las últimas décadas, en algunas zonas. Todo ello, unido al uso ilegal de veneno, condujo a un descenso importante en las poblaciones de buitres y otras aves carroñeras ibéricas y europeas.

Las medidas de protección de estas aves, aplicadas desde los años 80 del s. XX, favoreci
eron su recuperación; pero nuevamente, la aparición de la enfermedad de las vacas locas, provocaría un enorme y generalizado descenso del alimento disponible, que afectaría gravemente a
estas especies, y especialmente a alguna como el buitre negro, cuya supervivencia depende en mayor medida de la aparición de pequeñas carroñas dispersas en el territorio.

La crisis sanitaria y alimenticia generada tras la aparición de las EET (Enfermedades Espongiformes Transmisibles), provocaría un cambio en la legislación europea en relación a la gestión de subproductos animales no destinados al consumo humano (SANDACH), que afectaría de manera muy importante tanto a la gestión y economía de las explotaciones ganaderas, como a la alimentación de las aves necrófagas.

La normativa sanitaria destinada al control de estas enfermedades provocó en su momento:

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  • Imposibilidad de dejar los cadáveres del ganado en el campo, tal y como se había hecho durante miles de años por ganaderos de todo el mundo.
  • Aumento de los costes de eliminación de estos cadáveres y de otros SANDACH, tanto en explotaciones ganaderas como en mataderos e industrias de transformación.
  • Intensificación de los controles sanitarios del ganado, con el consiguiente incremento de costes y carga de trabajo para el ganadero.
  • Disminución de la rentabilidad de las explotaciones ganaderas, fundamentalmente de las más pequeñas.
  • Pérdida de parte de los valores naturales y medioambientales tradicionales que la ganadería extensiva ha aportado durante siglos a nuestros campos.
  • Disminución del alimento disponible para aves necrófagas de toda Europa, fundamentalmente de especies como el buitre negro, alimoche, milano real o milano negro, que se alimentan de carroñas de pequeño tamaño.
  • Cambios en las pautas de alimentación de algunas especies de aves necrófagas, ligados a los nuevos patrones de distribución del alimento, con grandes cantidades concentradas en muladares, en vez de pequeñas carroñas dispersas por el territorio.
  • Mayor presencia de buitres o milanos en zonas como granjas o basureros.
  • Perjuicios para el necesario desarrollo de las zonas rurales, de manera sostenible, y en armonía con el entorno natural.
  • Quiebra de la ancestral relación de simbiosis entre los ganaderos y las aves necrófagas.